jueves, 25 de mayo de 2017

Piedras Mágicas




Las piedras mágicas se usan frecuentemente en el chamanismo. En alquimia se utilizan varias, como el azufre, los cuarzos y algunos minerales. Para el principiante en Magia, el mejor uso de las piedras se relaciones con la energía que tienen por sí mismas y también por sus correspondencias con signos zodiacales.

Una de las aplicaciones más recomendada es en la meditación, que favorece la concentración del pensamiento y la posibilidad de dirigir la voluntad hacia el fin que queremos en nosotros mismos, como crecimiento personal. A partir de allí, se pueden incluir en rituales para invocar determinadas virtudes, o la energía del planeta regente del signo.

En la mayoría de las clasificaciones mágicas, las piedras, en general preciosas o semipreciosas, se agrupan para un signo o virtud de acuerdo con su color. John Dee, mago, astrólogo y médico de la Inglaterra isabelina, desarrolló la clasificación que presentamos a continuación, en la que Urano se identificaba con Rahu, planeta invisible generador de poderes de la oscuridad; y Neptuno, con Keru, otro planeta invisible generador de energías nocivas.

Hoy sabemos, además, que Urano representa cualidades maravillosas del signo de Acuario, y que Neptuno se expresa con gracia y delicadeza en Virgo y Piscis, aunque estos planetas conserven siempre sus dos caras.

Gemas del Sol: ámbar, circón y topacio.












Color: oro, dorado y naranja.

Virtud mágica: autoestima, valor, confianza en sí mismo.

Signo: Leo.


Gemas del Mercurio: turquesa, zafiro y lapislázuli.












Color: azul, celeste y verdoso.

Virtud mágica: paz, serenidad.

Signo: Géminis.

Gemas del Venus: se divide en dos grupos porque Venus así se manifiesta, como Venus terrestre (Tauro) y como Venus celeste (Libra). Para lo físico, rodocrosita, esmeralda y jade.
Para lo espiritual, diamante, cuarzo hialino (cristal de roca) y piedra de luna.













Color: verde (terrestre), transparente (celeste).

Virtud mágica: curación, equilibrio, comprensión e inteligencia.

Signo: Tauro y Libra.


Gemas de la Luna: malaquita, turmalina verde, ágata blanca y ópalo.






Color: blanco lechoso y verdoso.

Virtud mágica: imaginación, contacto con las energías femeninas.

Signo: Cáncer.


Gemas del Júpiter: zafiro, amatista y malaquita azul.



















Color: azul e índigo.

Virtud mágica: intuición, comunicación, creatividad.

Signo: Sagitario.


Gemas del Saturno: ágata dorada, ópalo de fuego, cuarzo citrino y ojo de tigre.






Color: amarillo.

Virtud mágica: visión trascendente, paciencia y orden.

Signo: Capricornio.


Gemas del Urano: turquesa y lapislazúli, berilo azul celeste.














Color: azul profundo.

Virtud mágica: capacidad de transformación, espiritualidad y conciencia universal.

Signo: Acuario.


Gemas del Neptuno: zafiro, turmalina índigo y amatista.













Color: azul violáceo.

Virtud mágica: conciencia de sí, comprensión de lo inconsciente, revelación y curación espiritual.

Signo: Virgo y Piscis.






Hay una serie de gemas que han sido usadas desde hace milenios como símbolo de determinadas virtudes, y cuyos poderes fueron reafirmados por chamanes, magos, gurúes y terapeutas. Es útil conocerlas como ayuda en la vida cotidiana.

Cristal de Roca: como casi todos los cuarzos, es una piedra de memoria, que almacena información astral y energética. Su mayor virtud es favorecer el recuerdo de los sueños. Para ello, debemos dormir con un cristal en contacto con nuestro cuerpo y al despertar, sosteniéndolo en la mano, evocaremos la mayoría de los sueños de la noche anterior. También se lo puede programar (cargar con energía mediante la concentración) para evitar pesadillas, incorporándole imágenes de paz, serenidad y pureza. El afectado de pesadillas debe dormir con la piedra ubicada en su frente, sujeta de manera que no perjudique su sueño.






Cuarzo Rosa: Es un sanador del cuerpo emocional,y nos enseña el amor a nosotros mismos como requisito imprescindible para amar a otros. Desbloquea el fluir del amor en nuestro ser. Su maravillosa energía procedente no sólo de su color, sino también de su transparencia, es ideal para fortalecer el autoestima, y los vínculos familiares y de pareja. Puede ser muy apropiado incorporar varias piedras pequeñas a un ritual en pedido por la armonía conyugal.









Amatista: Es la piedra del despertar espiritual, alquímica. su energía nos acerca a la conciencia planetaria, a la revelación, al dejar atrás viejas creencias que nos atan a antiguos errores. Abre nuestra mente en la meditación como una ventana al alma. Es la que equilibra los elementos. En algunas personas favorece la clarividencia.








Azufre: Su uso en alquimia expresa el fuego, y en nuestro cuerpo físico es la digestión, que consume, destruye y reconvierte. Por eso, es la piedra que deben usar quienes padecen de angustias cuyo síntoma físico es digestivo. Todo lo emocional que nos cuesta "digerir" se materializa en nuestro vínculo con la comida. El azufre debe aplicarse sobre el plexo solar, lugar de transformación de energías inferiores a superiores, unos 5 o 6 centimetros sobre el ombligo.








Malaquita: Absorbe energías distorsionadas, como las del dolor físico y psíquico, y las almacena. Por esta razón es analgésica y rescatadora de almas sufrientes. Es ideal para tiempos difíciles y enfermedades, pero debe limpiarse con agua y jabón periódicamente, luego de usarse.







Obsidiana: Es la piedra del inconsciente y de las vidas anteriores. Favorece el contacto con vivencias pasadas para que nos permita comprender nuestra encarnación actual. Su color negro le da energía sanadora que ahonda, muy profundamente. sirve para ir más allá en cualquier interior.






Turquesa: Es la piedra de la paz interior. Es relajante, alivia la energía negativa y disminuye la necesidad de sedantes. Suaviza nuestras torpezas físicas, y saca a la luz talentos escondidos por el apuro, las urgencias y el trajín diario.














Citrino: Es un limpiador espiritual, que nos permite seleccionar claramente aquellos sentimientos y vivencias que no hacen crecer en lo personal. También nos ayuda a enfrentarnos con experiencias nuevas, con más apertura para atender su sentido más allá de lo evidente.





Hematites: Ha sido calificada por la célebre terapeuta Jeane Ann Dow como la piedra galáctica. Su lustre brillante y metálico nos conecta con las vibraciones de otros mundos, con seres de dimensiones fuera de este planeta, o con el código genético que nos identifica con nuestro planeta de origen. Nos acerca, también, al entendimiento de que en nosotros hay varias dimensiones. Su lugar en meditación debe ser siempre el tercer ojo o chakra frontal.












Rodocrosita: Se afirma que su color es el del 8vo. rayo, por el cual están entrando al plano terrenal las almas más avanzadas, que llegan para su primera encarnación: los niños de la nueva era. Es la piedra del desarrollo espiritual, de la iluminación y la ayuda a otros, del compartir la Luz. Su uso es ideal para padres, educadores, curadores y, por supuesto, magos.




Ojo de Tigre: Así como la rodocrosita nos conecta con almas nuevas en la Tierra, el ojo de tigre lo hace con las almas viejas -es la indicada para ellas- y, también, nos ayuda a esclarecer nuestros verdaderos propósitos si nos cuesta meditar sobre ellos. Cuando han transcurrido muchas experiencias, éstas pueden oscurecer el camino hacia adentro de nosotros mismos. Nos ayuda a integrar lo que sabemos con lo que sentimos ya  resolver asuntos pendientes, pasando a la acción.




El ámbar, el coral y las perlas son consideradas gemas, pero su origen es orgánico. Poseen la calidad de indicar cuál es nuestro problema, cuando nos sentimos atraídos por ellas. su energía está trasmutada - es decir que pasó de vegetal o a animal a mineral- y actúan como reflejo de nuestra propia energía.



Ámbar: Proviene de la resina de algunos árboles y puede mantener pequeños organismos fosilizados atrapados en su interior. Su capacidad es la de integrar energías mentales dispersas y enraizarlas en el cuerpo físico: cuando nos sentimos fuera de nosotros mismos, desorientados o distraídos, mediante el uso del ámbar podemos atraer esa energía para concentrarla y focalizarla adecuadamente.




Coral: Puede ser rosa, blanco, negro o rojo. Es una calcita, y por lo tanto, marca el camino de la búsqueda. Su color debe guiarnos para saber hacia dónde estamos necesitando llegar: el amor, la pureza e iluminación, la profundidad del inconsciente o nuestra energía primordial física.




Perlas: Nacen de la presencia de un cuerpo extraño y la consiguiente reacción de la ostra, que segrega su nácar para protegerse de ese intruso. Por eso se las asocia esotéricamente con el desasosiego, la irritación, el estrés y el sufrimiento. Aquellos que las prefieren son, generalmente, personas que viven en tensión, a quienes les cuesta aceptar las bendiciones y no creen que obtener la felicidad pueda ser tan fácil.




Cuando adquirimos una piedra y deseamos "limpiarla", no sólo debemos quitarle todo el polvo e impurezas. Los rituales más conocidos especifican que debemos sumergirla en un vaso de cristal sin facetar, lleno de agua pura (no destilada, de manantial o mineral), y dejarla toda una noche y todo un día al aire libre, para que absorba energías lunares y solares. Si lo que deseamos es que la piedra guarde en su memoria energética nuestro propio pedido o voluntad, además de realizar el procedimiento anterior, podemos programarla.

La programación se realiza mediante un ahumado -calentar esencias o hierbas en un hornillo y exponer la piedra a esos vapores- con esencias favorecedoras de la pureza, como la mirra o el incienso; o la salvia, una gran limpiador energético. Posteriormente, debemos colocar la piedra en nuestras manos frente a nosotros y enfocar nuestra atención en ella, manteniendo en nuestra mente las cualidades que contiene la piedra por sí misma, imaginando que un rayo de luz que sale de nuestra frente llega hasta ella y la ilumina. aunque la mayoría de las piedras se recargan a sí mismas de energías positivas, es conveniente limpiarlas con agua y jabón común, ahumarla y exponerlas al sol periódicamente, sobre todo si se usan en forma permanente sobre el cuerpo.

También puedes comprar una piedra para llevarla colgada al cuello. En este caso, recuerda que es importante hacia dónde ubiques el vértice, si es que la piedra lo tiene. Hacia abajo, fortalecerá el plano físico. Hacia arriba, facilitará la energía mental y espiritual. 


Fuente: El Poder de la Magia- Amuletos, Hechizos y Conjuros (Dalix)


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