Después del fuego inicial, de la explosión violenta de Aries, llega el sosiego de Tauro. Con el segundo signo del Zodíaco aparece la Tierra que es capaz de encaminar la energía continua de su predecesor.
Naturalmente insegura, su misión en la vida es resguardarse, echar raíces, obtener la solidez en todos los aspectos. Por eso es ambiciosa y le da mucha importancia a los bienes materiales. Ellos le permiten apaciguar sus temores y la protegen de los avatares que pudieran presentársele.
Le fascinan el lujo y los placeres sensuales. las joyas, la ropa fina, las obras de arte y, especialmente, la comida deliciosa y las buenas bebidas. Sabe disfrutar de lo que el dinero puede brindarle y también sabe inconscientemente que debe ganarlo. Por eso es para ella más importante hacer un buen negocio que tener éxito o recibir aplausos. Y aunque muchas veces pueda vincularse con las actividades artísticas éstas deberán ser redituables para que ella las considere como algo más que un hobby. La fama no la desvela, porque tiene los pies puestos en la tierra y sabe de antemano que es efímera. La serenan las posesiones concretas, lo que puede "ver y tocar". El reconocimiento es vano si sólo se traduce en palabras.
Su carácter, en general, se muestra apacible. No le gustan las peleas ni es partidaria de las discusiones. No es una buena polemista, porque adora la armonía. Responde perfectamente a la imagen del Toro que la representa: un animal contundente y pacífico junto a quien se puede estar sin demasiados temores. Pero al que, desde luego, es preciso respetar y fundamentalmente no azezar. No es adecuado agitar un paño rojo delante de sus narices. Si lo hacemos habremos de conocer la intensidad de sus reacciones. Y en verdad esta Luna puede convertirse en un toro furioso y enloquecido si la provocan. Su violencia adormecida saldrá descontrolada y nada habrá que podamos hacer para calmarla. Ante una Luna de Tauro enfurecida lo más prudente es protegerse, esconderse y de ser posible huir hasta que se le pase. Tal situación puede llevar bastante tiempo, porque sus enojos son escasos pero bastante duraderos. Esto se debe a su naturaleza fija, que hace que se encolerice, también se hace arduo que vuelva a la normalidad.
Cómoda y gregaria, prefiere que las cosas y las personas vengan a ella. Su espíritu ama la quietud y sabe esperar. Es buena anfitriona y disfruta de su casa, que transforma siempre en una guarida inexpugnable que la protege de las agresiones del mundo.
Su terquedad innata le sirve para hacer lo que ella quiere, puesta sus decisiones son prácticamente inamovibles. Intentar que cambie de opinion es una tarea titánica que está destinada al fracaso más rotundo. Conservadora y tradicionalista, los cambios le producen miedo. Para ella una transformación es un largo proceso que requiere tiempo, evaluación y absoluto convencimiento. Por eso cuando ha decidido realizar una modificación en su vida, es imposible hacerla volver atrás. Ya lo ha pensado lo suficiente, ha medido y pesado los pros y contras, ha cavilado todas las consecuencias y hasta echado raíces en la neuva situación. Una Luna en Tauro no está dispuesta a cambiar muy a menudo, ni siquiera de vez en cuando, pero cuando lo hace no hay nada ni nadie que consiga su arrepentimiento.
Por tal motivo los negocios con ella son complicados y sumamente lentos. Su calma es probable que saque de quicio a más de uno, pero ella es como una roca inconmovible ante la impaciencia de los otros. Jamás firmará nada sin estar completamente convencida lo que puede demandar mucho más tiempo que el esperado.
Pero así es su naturaleza, y según ella misma lo ve, la única manera prudente de actuar en la vida: buscando la seguridad en todos los aspectos, tratando de dejar la menos cantidad de detalles al azar. Y no es cuestión de obstinación, nos dirá, sólo que para dar un paso es necesario analizar en profundidad el terreno donde apoyará el pie y para modificar un pensamiento es preciso convencerse de que el anterior está errado.
En los sentimientos también manifiesta su tranquilidad. Es muy probable que no sepa nada del amor a primera vista o de los flechazos que se producen en un instante. Alguien puede atraerla inmediatamente pero caer rendida a sus pies supone tiempo y una lenta aproximación que le permitan estar segura de sus sentimientos y de los del otro. Como contrapartida sus afectos son firmes y duraderos. Su pareja, su familia, sus afectos son profundos y forman parte de su ser. Por ellos es capaz que sea demasiado posesiva y necesite tener a la persona amada a su lado todo el tiempo. Es que también en este plano busca la seguridad y siente la necesidad de que los otros le pertenezcan.La Luna Tauro es como una montaña: sólida, majestuosa, casi inmodificable. Pero también es un volcán dormido, un ser capaz de entrar en erupción sin previo aviso, arrasar con todo lo que esté a su alrededor, para, luego, volver a la tranquilidad absoluta. Sólo quiere sentirse resguardada en calma y creer, en fin, que la muerte no existe, que el futuro es eterno y previsible. Para eso trabaja incansablemente, sin retacear esfuerzos. Si logra comprender que su tarea es válida pero que el final ha de llegar inexorablemente tal vez pueda adquirir el impulso y el dinamismo que le faltan. Y también es posible que ahuyente los temores que, por formar parte de su inconsciente, le son tan difíciles de reconocer.
Actividades
Su espíritu práctico y tenaz le da la posibilidad de destacarse en las tareas que necesiten persistencia. No le interesa el riesgo ni el peligro. Ella prefiere la tranquilidad, la seguridad, el sosiego. No la asusta la repetición ni la rutina. Tiene verdadero talento para el arte y cualquier actividad relacionada con las estética.
Quienes tengan esta Luna se destacarán como: empresarios, ejecutivos, contadores, economistas, maestros, músicos, escritores, escultores, pintores, actores, cantantes, diplomáticos, médicos, comerciantes, etc.
Salud
Los nacidos en Luna taurina son muy sensibles en la zona de la garganta y las cuerda vocales.
Suelen padecer anginas, amigdalitis, disfonías y afonías.
Todo lo que les permita relajarse y flexibilidad sus pensamientos les conviene. Muchos poseen buena voz y un oído sensible, por lo que el canto les puede permitir desahogar las tensiones y la angustia.
Hombre de Luna Enraizada
Usted que tiene la Luna en Tauro necesita una pareja dulce, apacible, afectuosa y contenedora. Una mujer femenina, natural, que lo proteja como una madre y que se deje cuidar como una niña. Alguien que lo quiera a su lado, que le haga saber que es imprescindible en su vida. También busca una compañera que piense en el futuro, que sea previsora y que le guste gastar tanto como ahorrar. Es fundamental que no le tema a la rutina, que sepa disfrutar de lo cotidiano y que valore las pequeñas cosas de la vida. A cambio usted le dará amor incondicional, tranquilidad económica y una convivencia plácida y armónica. Seguramente no le propondrá una vida plagada de aventuras ni de sorpresas. ¿Quién podría disfrutar con los imprevistos? Acaso planificar no es como gozar dos veces: mientras uno imagina lo que hará y, luego, cuando lo lleva a cabo? ¿Qué placer puede haber en sentir la adrenalina ante lo inesperado? Porque usted quiere evitar el temor a toda costa. Las emociones violentas lo desestabilizan y no les encuentra ninguna diversión. Pretende una vida segura y previsible. La repetición de los actos lejos de aburrido lo deslumbran, le dan seguridad que tanto busca y añora. Por eso es un ser muy estable en el plano afectivo.
¿Se ha enamorada usted de un hombre de Luna enraizada?
Lo más probable es que tarde en declararle su amor. Posiblemente pase días y aún meses observándola y tratando de conocerla en profundidad. Pero cuando su inconsciente taurino decide que usted es la mujer de su vida puede ser el más romántico y seductor de los hombres. El cortejo para él es algo serio, algo que incluso puede durar toda la vida. Un Tauro enamorado le hará regalos (importantes, pero también sentimentales; lujuriosos, pero también naturales), la invitará a cenas románticas, a dar paseos a la luz de la luna, a compartir la música que él adora. Su naturaleza venusina necesita echar raíces para prolongarse. Su dialéctica es la posesión. Por momentos puede ser taciturno y melancólico y en otros expansivos e hipermotivo. Tiene indomable obstinación y posesividad también en el amor. Por eso se convertirá en un compañero protector, en quien la saque de apuros, en quien la abrigue por las noches y vele su sueño.Desde luego, para un hombre así se necesita ser una mujer con todas las cualidades femeninas intactas. Para conquistar su corazón debe ser suave, tibia, coqueta y, sobre todo, dócil. Y si en general suele decirse que el camino más directo para llegar al corazón es el estómago, en este caso el sendero infalible. Si se enamora de una Luna enraizada no demore en hacer un curso de cocina intensivo. Lo seducirá en la primera cena que él pueda saborear con gusto. Su mujer ideal es, pues, una laboriosa ardilla tersa y cariñosa, que se deja llevar y que cocina mejor que su mamá. Cualquier atisbo de feminismo militante lo pondrá en guardia. Para él una mujer inteligente no es aquella que lo proclama, sino más bien la que responde al rol que la naturaleza le ha otorgado. Una compañera autoritaria, que quiera imponer o exponer sus ideas por sobre las de él sólo conseguirá desilusionarlo. Él se siente deslumbrado por la intuición y la sensibilidad, por una mujer capaz de resistirse al cambio de los tiempos modernos. La lucha cotidiana, el mundo de las opiniones le pertenecen a él y esto debe ser respetado.
Él es quien lleva los pantalones en el hogar. O al menos debe creer que es así. Para conseguir que un hombre con Luna en Tauro haga lo que la mujer quiere es necesario ser tan astuta como nuestras abuelas. La estrategia no debe ser jamas el enfrentamiento ni la discusión pues él se cerrará a todo diálogo que contenga algún síntoma de violencia. La tierra lo vuelve demasiado testarudo como para cambiar sus opiniones o escuchar las razones del otro. En realidad el camino es sencillo, sólo es necesario hablar suavemente y en plural: el "nosotros" es la palabra mágica ante la cual se desarma, pues no debemos olvidar que la pareja es la prolongación de él mismo. Si siente que su mujer se considera una totalidad con él, que habla en favor de los dos, que piensa en ambos y, fundamentalmente, que no se opone a lo que él piensa sino entonces abrirá la puerta de su obstinación y, seguramente, cederá. Esta táctica no es fácil de llevar a cabo para la mayoría de las mujeres, pero es de suponer que un hombre con Luna en Tauro jamás elegirá una mujer tan distante de sus necesidades. Así que la tarea no parece un imposible.
Si bien suele tener buen humor, de vez en cuando y a pesar de la paciencia y la inteligencia de su pareja, es probable que su Luna explote. En esos casos lo aconsejable es dejarlo tranquilo hasta que se le pase. Pretender calmar a un toro no tiene ningún sentido. Es mejor sentarse y esperar hasta que la tormenta calme.
Como padres es tierno, cariñoso y protector. Su espíritu es bastante equilibrado y no sólo les hace muchos regalos a sus hijos, sino que también les tiene mucha paciencia y les da su dedicación. Sabe poner límites también ser buen amigo. Si bien, en general, no es violento de tanto en tanto su cólera se despierta. Pero, si no son muy sensibles, los niños aprenderán con rapidez a no provocar su ira y pasar sin cargosearlo.
Este hombre promete una vida tranquila, segura, sólida, sin sobresaltos. Los días a su lado pasarán llenos de romanticismo, de respeto y consideración. Para valorarlo es preciso que deje de soñar con aventuras extraordinarias, llenas de vértigo y experiencias desorbitadas. Él le propone una vuelta al realismo y a la sensatez, una vida dulce para disfrutar en armonía.
Niño de Luna Enraizada
Si su hijo nace bajo la Luna taurina es probable que deba ejercitarse en el arte del convencimiento y, a la vez, estar dispuesto a perder casi siempre la batalla. En miniatura su pequeño tendrá todas las virtudes y también todos los defectos del signo. Se hallará ante una criatura dulce, tranquila, cariñosa, que seguramente logrará derretirlo con sus mimos y caricias. Sin embargo, de seguro lo sacará de quicio cada vez que usted pretenda que él haga algo que no quiere. Pero es inútil que se enoje, que grite o que lo fuerce: no lo hará. Es probable que cierre su boca herméticamente si no está dispuesto a comer, que ni arrastrándolo logre que camine una cuadra, o que brame desaforadamente si no quiere bañarse en ese momento. Su terquedad no tiene límites. Por lo tanto, con él es conveniente utilizar la persuasión y también la negociación. La fuerza, las exigencias y las presiones despiertan su violencia que, por su escasa edad, es siempre muy instintiva. Pero si se le encuentra la vuelta, es un ser adorable, dispuesto a colaborar en todo. Con él son imprescindibles los buenos modales, las palabras suaves, la ausencia de autoritarismo. El arte suele desarrollar sus emociones positivamente y quitarle la agresividad que posee. Precisa mucho afecto y contención, necesita saber y sentir que lo quieren. Si la demostración afectiva de sus padres es adecuada crecerá mucho menos inseguro y podrá desenvolverse muy bien en la vida.
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