martes, 28 de marzo de 2017

Las esencias místicas



Por su uso ritual, dado para conservar alimentos o cuerpos momificados, y también por su capacidad para alejar espíritus de baja vibración e ideas parásitas, hay esencias que han permanecido dentro de la magia a través de los milenios y se siguen usando en la actualidad.


Usa estas esencias para aromatizar ambientes donde quieras cambiar la energía y para realizar masajes. También tienen virtudes curativas.


AZAHAR o NEROLÍ:

Proviene del naranjo amargo. Su fragancia enérgica, suave pero muy persistente sugiere contacto íntimo con lo espiritual y simboliza pureza. Es refrescante, por lo que se recomienda para la fiebre.







CEDRO:

Es el árbol que más se menciona en la Biblia, como símbolo de abundancia y devoción. Los egipcios usaban su aceite para embalsamar y para proteger los papiros ante el ataque de insectos y roedores. Expresa gran fuerza espiritual y elevación. Sus poderes balsámicos lo hacen indicado para aliviar afecciones respiratorias.





CIPRÉS:
Su madera, inmune a la putrefacción, se utilizaba para fabricar sarcófagos en Egipto. Su proximidad invita a la meditación, al aquietamiento de la mente. Es sedante nervioso y astringente.











INCIENSO:
Se utiliza la resina que exuda su corteza. Proviene de zonas tropicales de Arabia y África. Era muy valioso, y desencadenó más de una guerra por el monopolio de su comercio. Fue uno de los regalos de los reyes Magos al Niño Jesús. Su uso data de por lo menos 5000 años atrás, para rituales, en cosmética y en medicina, en todo lo que implicara la presencia de espíritus, y también como cicatrizante.



JAZMÍN:
Su fragancia es tan etérea y perfecta, que desde siempre, esta flor oriunda de India y Persia se ha usado para curar males sentimentales, alteraciones emocionales y como afrodisíaco. Libera energías sexuales, por lo que se lo recomienda en el yoga tántrico. Incita al erotismo y al romance.




LAVANDA:
Fue utilizada en los baños públicos de Roma y en la Edad Media, los monjes de los conventos la consideraban una panacea. Su fragancia permite normalizar la energía astral en el organismo, dejándola fluir adecuadamente al aliviar las irritaciones nerviosas. Es ideal para las jaquecas por tensión y favorece el sueño reparador.








MIRRA:
Como el incienso, proviene de África y Arabia. Es también una resina y se la menciona en la historia hebrea y egipcia, en el Corán en los Vedas hindúes, así como en el Evangelio, ya que fue el aceite con que se untó el cuerpo de Jesús crucificado. Su gran poder medicinal es el antiséptico, contra infecciones, y en cuanto al espiritual, se la asocia con la inmortalidad y la eterna juventud. Se la usaba para expandir la conciencia en los rituales, tanto en sahumación como mezclada con vino.



PATCHOULI:
Se considera que la esencia de esta planta- de la misma familia de la albahaca y el perejil-, fermentada antes de su destilación, es producto de una auténtica fermentación alquímica, en la que se produce el llamado "ardor en frío" de una sustancia para dar paso a la purificación y decantación. En perfumería es inimitable. En la India y la China, era utilizada hace por lo menos un milenio como remedio de la fiebre y estimulante general. Para fines espirituales, da concentración y claridad al pensamiento, pero en dosis altas es estupefaciente.


ROSA:
Su aceite se utiliza desde hace milenios en Europa, Arabia y Persia, pero hoy es casi imposible de conseguir por su elevado costo. Es convocador de la energía femenina y del amor más puro, de la mayor entrega espiritual y de la gracia. Se puede recomendar sin dudarlo para rituales asociados al amor de la pareja y también, para solucionar angustias menstruales y depresiones menopáusicas.





SÁNDALO:
Es oriundo de la india y sólo se cultiva allí, donde su producción está en manos del gobierno. Su aceite proviene de la parte central de su tronco y sus raíces. Considerado árbol sagrado por los escritos religiosos hindúes más antiguos, se han construido estatuas de dioses utilizando su madera, que también se quema con fines ceremoniales. Su fragancia dulce e inspiradora es de las más preciadas en perfumería, y para la medicina ayurvédica es un remedio multipropósito. Es un equivalente al muérdago de los fruidas celtas: el sándalo es una planta parásita que durante sus primeros siete años vive aferrada a otros árboles, a los que suele aniquilar con su crecimiento. Por esta característica es considerado emisario de los espíritus  más altos y es irreemplazable en la meditación.



Fuente
• El poder de la magia- Amuletos, hechizos y conjuros (Dalix)




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